viernes, 3 de julio de 2009

Granada: Una visita, mil sueños...
que también dependen de mí.

Dos poesías extraidas del libro Poemas Amorosos Árabes
del poeta sirio Nizar Kabbani

- Penas en al-Ándalus -

Me has escrito, querida.

Me escribes preguntando por España,
por Táriq,
que en el nombre de Alláh abriera un nuevo mundo;
por 'Oqba ben Náfi'a,
que plantara retoños de palmera
por lo hondo de todas las colinas.

Preguntas por Omeyas
y por su emir Mu'áwiya;
por aquellos espléndidos palacios
que traían
cultura y fuerza de Damasco.

No ha quedado nada en España
de nosotros,
de nuestros ocho siglos,
sino la hez del vino
en el cuenco del vaso.

Unos ojos enormes,
en cuya negra sombra aún dormita
la noche del desierto.

Sólo queda de Córdoba
el llanto de dolientes alminares,
la fragancia de dalias, rosas y naranjas.

De Wallada, tan sólo,
de su historia de amor
una rima quizá,
ni el resto de una rima.

Tan sólo de Granada
y de los Banu-al-Ahmar
lo que narran los cuentos,
ese "Dios es el solo triunfador"
por todos los rincones.

Sólo queda su alcázar,
como Venus desnuda
que aún sigue viviendo
de una historia de amor periclitada.

Pasaron cinco siglos
desde que el "Rey Chico"
partiera de España.

Pero aún continúan
nuestros pequeños odios.

Y esa mentalidad de tribu
aún sigue en nuestra sangre
como antes.

Halamos diariamente con alfanjes.

Pensamos con las uñas.

Pasaron cinco siglos,
y el término "Arabismo", todavía,
es una triste flor en un jarrón.

Niña hambrienta y desnuda
que clavamos
contra el mundo del odio y del rencor.

Cinco siglos pasaron -¡ay, querida!-.

Y es como si ahora mismo dejáramos España.

Marlota o traje y armas del último rey nazarita de la Alhambra,
Boabdil, el "Rey Chico".

Notas andaluzas

- 4 -

Nunca he querido ser ojal de un traje,
hilo de un traje,
excepto en el Museo del Ejército, de Madrid:
el traje es de Boabdil y la espada, la suya.

Los turistas circulan sin pararse
ante el traje y la espada,
pero, yo...

Mil razones me ligan a este traje y su dueño.

Y lo mismo que un huérfano se queda contemplando
el juvenil retrato de su padre,
así me quedé yo ante la vitrina cerrada.

Suplicante ante aquellos bordados,
devorando, hilo a hilo, aquel tejido...

Y, con todo,
no me dejó Abu-Abdallah solo en la ciudad.

Porque todas las noches
vistiéndose su manto,
dejaba su vitrina del Museo del Ejército
y se venía conmigo a pasear por la Castellana...

Y me iba enseñando, una por una,
a todas sus herederas andaluzas...

"¿Sabes quién es ésa...?"

"No..."

"Pues se llama Nawwar Bent Ammar,
y su padre, Ammar Ben-Ahnaf,
era un virtuoso y hacendado..."

- Y Nawwar palpitaba igual que una paloma,
y se erguía ante nosotros igual que una palmera -

"¿Y por qué no le llamas, Abu-Abdallah...?"

"No te canses, porque no sabe ya cómo se llama..."

"¿Qué dices...?"

"Que no se acuerda ya ni de su nombre..."

"Pero eso es imposible..."

"No... A veces pasa eso...

Y ahora se llama Nora Benalamar
en vez de Nawwar Bent Ammar."

"¡Oh, Nora..., Nora..."

"¿Qué quiere...?"

"Nada, nada importante...
que este hombre era amigo de tu padre, allá en Damasco,
y quería conocerte"

"¿Amigo de mi padre, y en Damasco...?"

"Si... Más tú no puedes acordarte,
porque eras muy niña por entonces..."

"Tal vez..."

"Hasta la vista..."

"Buenas noches"


(Córdoba, 12 de Agosto de 1955)

- escritas dos días después de visitar detenidamente La Alhambra
y de recorrer Granada evocando a los omeyas de Damasco
y a los nazaríes que gobernaron el Reino de Granada -

Nizar Qabbani, (Damasco - 1923 / Londres - 1998) considerado como el poeta árabe más popular y querido entre los jóvenes, había sido llamado "el poeta de las mujeres y el amor".

Educado en Damasco, donde se licenció en Derecho en 1945, trabajó para el ministerio de Exteriores y fue designado embajador en Londres, París, Pekín, Madrid y Viena, dejando su carrera diplomática en 1966, trasladándose a Beirut para dedicarse a escribir poesía y a redactar artículos sobre la situación de la mujer y sobre cuestiones culturales y políticas.

No fue querido, sin embargo, por los paises árabes, a los que siempre acusó de ser los responsables y culpables de las derrotas en las guerras contra Israel, en especial en la Guerra de los 6 Días, de 1967.

Tras su fallecimiento en Londres, a causa de una apoplejía, el presidente de Síria, Hafez al Asad ordenó el traslado del féretro de Kabbani a Damasco, para cumplir con los deseos del poeta fallecido:

"Quiero que mi cuerpo sea trasladado tras mi muerte a Damasco para ser inhumado en el cementerio familiar".

Nos legó una amplia herencia política, cultural y literaria


jueves, 2 de julio de 2009

Historias andaluzas de Nueva York

La Giralda de Nueva York,obra del arquitecto Stanford White

Cuento del edificio Chrysler en la Alhambra,escrito en los años veinte por John J. Healey




La Giralda de Nueva York
Obra del arquitecto Stanford White

La desaparecida revista El Europeo, en su nº 4, publicado en Septiembre de 1988, recogía un amplio artículo de Diego Carrasco sobre la Giralda de Nueva York, situada en el primer Madison Square Garden de Nueva York que, en 1884 se encargó al despacho de arquitectos McKim, Mead & White, Archi, y que planificaría y ejecutaría el arquitecto Stanford White, cuya construcción costó tres millones de dólares y que tuvo una inauguración fastuosa el 16 de Junio de 1890, con la Orquesta de Viena, dirigida por Eduardo Strauss.

Este primer Madison Square Garden era un ejercicio de polivalencia, ocupaba una manzana completa, situado entre Madison Avenue y Cuarta Avenida y las calles 26 y 27, con una torre de 103,3 metros, culminada por una estatua de Diana de Augustus St. Gaudens.


“El espacio principal del Madison Square Garden lo constituía una gran anfiteatro, junto a un teatro de 1.200 localidades y un restaurante, sobre el que se situaba un salón de baile y un conjunto de habitaciones reservadas.

Sobre el salón de baile y el teatro se encontraba un gran café, la terraza del tejado estaba protegida por una estructura de cristal que se desmontaba por secciones en los meses de calor.

Su anfiteatro, la apuesta más fuerte del edificio, se cubría con un techo de tirantes de acero a la vista; podía acomodar a 5.000 personas en torno a la arena y a 12.000 si se utilizaba ésta. El hierro y el acero estaban a la vista, sin aislantes, pintados en ocre rosado claro. Para una mayor seguridad contra incendios, la totalidad del edificio se iluminaba con luces incandescentes, alimentadas por un generador propio, lo que significaba una utilización intensiva de la electricidad que despertó gran curiosidad.

Pero la estrella de la nueva construcción era la torre, réplica de la Giralda de Sevilla. White estilizó y simplificó sus cuerpos, sustituyendo las complejas y ricas tracerías del original por una superficie más lisa con el patrón de una sutil labor en el ladrillo. La parte superior seguía más de cerca los añadidos renacentistas que se le hicieron a la Giralda original, y se coronó con una estatua de Diana del escultor Saint Gaudens, como alusión a las actividades deportivas del Madison.

Tan sólo la superaba en altura el edificio New York World, hacia el sur entre Park Row y Frankfort Street.


Foto de 1923, en la que se ve como ha perdido
ya la supremacía en altura que la caracterizaba
en los primeros años de su existencia.
Fotografia de la Biblioteca Pública de Nueva York


La torre servía de señal luminosa; durante los espectáculos centelleaba con luces intermitentes y su altura era barrida por los haces de grandes focos en movimientos, de tal forma que todo Nueva York supiera que había actuación en el Madison. La prensa se volcó en elogios. La revista The American Architect escribió:

Desde su parte superior, se contempla una amplia vista de Nueva York, Brooklyn y Jersey City, del puerto hasta Sandy Hoor, del río Hudson y de las PAlisades, y de la parte Oeste de Long Island.

Va a convertirse en una excelente fuente de beneficios.

En 1908 fue puesto a la venta, porque nunca repartió beneficios, ya que ninguno de los espectáculos era capaz de proporcionar una taquilla suficiente para equilibrar el enorme volumen de gastos de un lugar concebido con tanto lujo y complejidad.

Pasó a poder de la compañía de seguros Life, que lo mantuvo hasta 1925 y dada la enorme presión urbana sobre la zona, determinó su demolición. En su lugar sería levantado el segundo Madison Square Garden que, años mas tarde, también sería derribado para construir el actual Madison Square Garden en otra ubicación, conservando el nombre que le dio fama, cuando tenía una torre desde la que se disfrutaba la mejor vista de la ciudad de Nueva York.


La torre andaluza del Madison Square Garden
desde Boadway y la calle 23, durante el
invierno de 1903 a 1904, ¿la Giralda nevada?.
Foto de Ewing Galloway.
Fotografia de la Biblioteca Pública de Nueva York


El arquitecto Stanford White murió asesinado por tres disparos de revolver durante el estreno del musical Manzalle Champagne, a las 11’05 de la noche del 25 de Junio de 1906. Los disparos lo había efectuado en un deliro por su consumo de cocaina, Harry Kendall, heredero de una fortuna de cuarenta millones de dólares en acciones del ferrocarril de Pensylvania por una cuestión de faldas. Como en un cuento romántico, el arquitecto White había diseñado el escenario de su propia muerte”.

En Kansas City existe una réplica de la Giralda en el edificio Swanson, edificada el 4 de Septiembre de 1967, y esta ciudad está hermanada con Sevilla.


Cuento del edificio Chrysler en la Alhambra
Escrito en los años veinte por John J. Healey


Diego Carrasco continúa en su artículo indicando que, en la Biblioteca Pública de Nueva York, encontró en una de las cámaras depositarias de tesoros una breve nota en una revista alemana de los años veinte, dedicada a la arquitectura, y que ya no se edita, y ese artículo contenía el siguiente relato:



Fotografía tomada el 17 de Junio de 1930

“Al parecer, cuando Walter P. Chrysler encargó a Willian Van Allen que diseñara un edificio para la Chrysler Corporation, en 1928, el secreto era de la mayor importancia. El rascacielos constituía aún un concepto atrevido y nuevo. Chrysler quería tener el edificio más alto del mundo.

Numerosas compañías estaban contemplando la posibilidad de unas vías igualmente fálicas de ensalzar su virilidad capitalista y, como no*, el diseño de el mas grande* era de gran valor.

A fin de eludir a los espías arquitecturales de otras firmas, se decidió edificar y probar un modelo definitivo en un país extranjero. Gracias a una amante de Chrysler, una belleza de Granada, de familia bien*, la elegida para el proyecto resultó ser España. Más específicamente, se convino en que todo el trabajo se llevase a cabo en dos enormes túneles cuya existencia era conocida sólo por unos pocos privilegiados. Ambos túneles tenían aproximadamente un kilómetro de longitud y habían sido hechos por los moros en 1394, para conectar la Alhambra con el Generalife.

Dos obreros en una de 8 gárgolas que adornan
las esquinas de la planta 59 del edificio Chrysler
Se accedía a ellos a través de una amplia bóveda hallada en los sótanos del edificio que por entonces ocupaba una discoteca, el night club El Rey Chico, cerca del Paseo de los Tristes, y tanto hombres como herramientas entraban y salían siempre de los túneles de noche donde los diversos diseños y materiales fueron puestos a prueba durante un periodo de dieciséis meses.

Con la nueva aleación de aluminio, que por entonces se eligió para realizar buena parte de la superficie exterior del edificio, se construyó, acostado, un modelo de tamaño natural del rascacielos Art Deco.

Mientras Granada dormía, mientras las estaciones cambiaban en el recinto de la Alhambra, debajo de sus cimientos, muy hondo, crecía el edificio como un inmenso cohete plateado. Se hicieron planes para edificar la estructura final en esos túneles, para luego enviarla por barco a Estados Unidos, en piezas que luego se montarían en el emplazamientote la calle 42 y la Lexington Avenue, en Nueva York.


Margaret Bourke-White, fotógrafa de la revista Life,
que hiciera en 1946 la fotografía de Gandhi
hilando con una rueca,
realiza un reportaje del Chrysler Building
Cuando el modelo estuvo terminado se dio un baile de disfraces con tema morisco-futurista para todos los que habían participado en la empresa secreta. Los técnicos se vistieron como seres llegados del espacio exterior, y con esos atuendos bailaron con secretarias ataviadas con sugestivas ropas de doncellas árabes.

Un guitarrista flamenco fue llevado del Sacromonte, con los ojos vendados, y se dice que la fiesta se prolongó hasta el amanecer. De una manera bastante profética, Van Allen mismo, según se decía, se había presentado de Boabdil, el último rey moro de Granada.

El ruido de la extraña fiesta, por fin, llegó hasta el Patio de la Acequia, donde dos estudiantes donde dos estudiantes habían pasado la noche. Los jóvenes siguieron el ruido hasta su origen por una de las tomas de aire del túnel, y así llegaron junto al reluciente rascacielos que yacía tumbado, mientras electricistas que parecían marcianos y jóvenes esclavas de Nueva York bailaban el charlestón fumando Camel.

Uno de los estudiantes, una jovencita de Jaén que, por lo que se dice, tenía un parecido asombroso con Evelyn Nesbit, murió de inmediato de un ataque al corazón, en tanto que su compañero sufrió un colapso psicótico que le redujo a pasar el resto de su vida ingresado en una institución para enfermos mentales en Extremadura.

A cambio de mantener acallado el escándalo, Van Allen y toda su concupiscente compañía de ingenieros se tuvieron que largar. Zarparon una noche del puerto de Motril, con planos y todo, en el yate privado de Walter. P. Chrysler, a cuyo bordo – según se dice – la fiesta continuó una semana más.
Los túneles fueron sellados con el edificio todavía dentro. Ahí está, silencioso y vacío, aún hoy, enterrado, como una espada galáctica y una Giralda plateada de los tiempos modernos, sepulto en la oscuridad, tan inaccesible como la Giralda falsa de Stanford White".


* Todas estas expresiones están en español en el original.John. J. Healey / Traducción de Ana Poljak
Bruno Alcaraz Masáts