domingo, 22 de febrero de 2015

RESTAURACIÓN DE LOS BAÑOS REALES
DEL PALACIO DE COMARES.

La Alhambra descubre técnicas medievales en las cubiertas de los Baños Reales.

La intervención en el hammam, el único conjunto de estas características que se conserva íntegro en Occidente, tiene un plazo de ejecución de 26 meses y un presupuesto de 1.257.304,47 €.

La intervención en las bóvedas de los Baños Reales del Palacio de Comares de la Alhambra,
los únicos de estas características que se conservan íntegros en Occidente.
La Alhambra sigue sorprendiendo. Ahora, con la intervención en los Baños Reales del Palacio de Comares, en el mismo ‘corazón’ del Monumento, donde ha comenzado la restauración de sus cubiertas abovedadas. 



Esta mañana, la directora general del Patronato de la Alhambra y Generalife, María del Mar Villafranca, ha realizado una visita de obra para supervisar el estado en el que se encuentran las bóvedas que cubren este hammam o Baño Real construido por el sultán Ismail I (1314-1325) en el siglo XIV y continuado por Yusuf I (1333-1354), y el único que se conserva íntegro en Occidente.

La intervención en las cubiertas abovedadas ha sacado a la luz detalles decorativos y técnicas artesanales originales:


“la Alhambra sigue desvelándonos nuevos secretos. Hemos encontrado el recubrimiento
original de una de las bóvedas que cubrían estos baños. Es muy interesante este registro
por la maestría con la que se hizo el acabado de las cubiertas, con detalles decorativos
originales, que demuestran el gran oficio con el que los artesanos nazaríes
trabajaron en estas piezas. Este hallazgo nos va a permitir seguir investigando 
sobre las técnicas de construcción que se utilizaron en este periodo”, 
ha asegurado Villafranca.

Por su parte, el director técnico de la restauración, el arquitecto granadino Pedro Salmerón, ha detallado que la intervención pretende solucionar los problemas de conservación de las bóvedas, motivados fundamentalmente por la infiltración de aguas pluviales:



“el proyecto se va a centrar en el sistema de cobertura y el revestimiento interior de las
bóvedas hasta llegar al nivel del zócalo, cuyo tratamiento se reserva para
una restauración posterior a cargo de los talleres del Patronato de la Alhambra 
y Generalife. Destaca, especialmente, la intervención que se va a realizar en las lucernas,
tanto para mejorar su funcionamiento y protección como para favorecer 
la ventilación controlada del baño”.



Asimismo, para completar el trabajo, se está llevando a cabo 

“un minucioso proceso de documentación sobre la materialidad del baño, que incluye 
el análisis de intervenciones de restauración, así como de los materiales y productos 
de alteración que se utilizaron en épocas anteriores. 

Además, el análisis en laboratorio permitirá conocer la idoneidad o no de los materiales 
utilizados y la época de su aplicación, a través de la comparación y el conocimiento 
de otros recintos del Conjunto Monumental y los criterios restauradores de cada periodo”, 
ha explicado Salmerón.



La intervención tendrá un plazo de ejecución de 26 meses y un presupuesto de 1.257.304,47 €. El Servicio de Conservación y Restauración del Conjunto Monumental va a ejecutar esta obra, junto a un equipo técnico multidisciplinar , en el que además de Pedro Salmerón, participan una veintena de técnicos, entre los que se encuentran el también arquitecto Diego Garzón Osuna; la arquitecta técnica María Cullel; la historiadora del Arte Rosa María Pérez de la Torre; la arqueóloga Ana Palanco; la jefa de Restauración del Patronato de la Alhambra y Generalife, Elena Correa, el conservador del Patrimonio Arqueológico del Monumento, Jesús Bermúdez, y la empresa Construcciones Dávila.



La responsable del Conjunto Monumental, además, ha destacado que dado que el baño es un espacio con un conjunto de tonalidades “muy complejo, pero equilibrado”, este equipo va a realizar un estudio cromático de los revestimientos interiores con el fin de facilitar la reposición de estos acabados:

“Para ello, se han colocado numerosas muestras de color, realizadas in situ con acuarela, teniendo muy en cuenta los factores de iluminación y horario que van ofreciendo cambios 
muy marcados a lo largo del día. Este estudio nos dará información de mapeo
de los diferentes morteros que cubren las bóvedas”.



Las cubiertas de los Baños de Comares están formadas con bóvedas de fábrica de ladrillo, revestidas interiormente con un mortero coloreado (originalmente de cal), intervenido a lo largo del tiempo. 

Estas bóvedas tienen

“unas lucernas cerámicas cerradas por óculos de vidrio de ejecución reciente y distinta 
factura, debido a reparaciones o reposiciones sucesivas”

según apunta el arquitecto conservador de la Alhambra, Francisco Lamolda.

Durante la visita de obra, la responsable del Monumento nazarí ha confesado que ha sido:

“emocionante sentir el peso de la historia en este Baño Real, que es el único que se ha
conservado prácticamente íntegro en Occidente, tomado por la cultura islámica
de las antiguas termas romanas y que pronto se convirtió en un elemento
fundamental en el mundo musulmán”.


En lo que respecta a su cronología, las cámaras abovedadas se atribuyen al periodo correspondiente a Ismail I (1314-1325), mientras que la Sala de Reposo, también conocida como de las Camas, se enmarca en el reinado de Yusuf I (1333-1354). 

Al Baño, se accedía por el Patio de Arrayanes atravesando la puerta que aún se conserva, mientras que la entrada a la caldera se realizaba de forma independiente.

El Baño Real de Comares es uno de los conjuntos más completos y antiguos de la Alhambra. 

Además, constituye un ejemplo excepcional, debido a su carácter privado y su vinculación a un palacio.



Dedicado a la higiene y el placer, su organización es heredera de los balnea o balneum romanos, solo que en este caso se prescinde del frigidarium y su piscina por ser ajenos a la costumbre musulmana.

Esencialmente, se trata de un baño de vapor compuesto por las siguientes estancias: 
  • Sala de vestuario y masajes o bayt al maslaj (Sala de las Camas)
  • Estancia previa a la zona central del baño o bayt al-barid, provista de una pila de agua fría. 
  • Sala templada o bayt al-wastani (Tepidarium) 
  • Sala de calor o bayt al-sajún (Caldarium)




A lo largo de su historia, las cubiertas de los Baños Reales han sido intervenidas en múltiples ocasiones. En la primera mitad del siglo XVI, destaca la ejecución de vidrieras blancas y de colores por Arnao de Vergara en 1538, maestro que también trabajaba en la Catedral de Granada.

Durante este periodo también se documentan otras intervenciones para dar respuesta a la delicada situación de las cubiertas. Sin duda, la más llamativa es la ocasionada con motivo de la onda expansiva originada por la explosión del taller de un polvorista situado cerca de la Iglesia de San Pedro, en el Valle del Darro, en 1590.




En los siglos posteriores, la presencia de filtraciones, estancamientos y humedades determina el mal estado de conservación de las cubiertas del Baño.

El “padre” de la Alhambra moderna, el arquitecto Leopoldo Torres Balbás, centra su intervención en la alcoba, retrete y escalera de bajada a la Sala de las Camas en 1926, así como en las cubiertas. 

A finales del siglo XX, se limpian las cubiertas y se realizan trabajos de mantenimiento y reparación, y en el siglo XXI se interviene en las lucernas.



Así, en 2003, los trabajos se centran en la sustitución de buen número de soportes metálicos para la sujeción de los vidrios de las lucernas.

Recientemente, los talleres de restauración de la Alhambra han intervenido en la cerámica de la Sala de las Camas.


Publicado en diario IDEAL de Granada - 20-febrero-2015.

Reportaje fotográfico de Ramón L. Pérez.

Bruno Alcaraz Masáts.

jueves, 19 de febrero de 2015

Nuevo Atrio de la Alhambra
Puerta Nueva


FICHA TÉCNICA PREVIA:

  •  Arquitectos: Alvaro Siza, Juan Domingo Santos
  • Ubicación: 1066 Granada, 18009 Granada, España
  • Ingeniería: GOP Engenharia
  • Ingeniería Industrial: Abacus Engineers
  • Arquitectos Técnicos: Jose Navarro Navarro
  • Agrónomo E Ingeniero Forestal: Rafael Navarro M., Enrique Deckler
  • Renders: LT Studios
  • Área: 5700.0 m2
  • Fotografías: Alvaro Siza Vieira + Juan Domingo Santos; Rendering by LT Studios, António Choupina
  • Cita: Rosenfield, Karissa. "Álvaro Siza + Juan Domingo Santos diseñarán “Nuevo Atrio de la Alhambra”" [Álvaro Siza + Juan Domingo Santos Design “New Gate of Alhambra”]
04 Jun 2014. Plataforma Arquitectura. (Trad. Valeria Vega) Accedido el 19 Feb 2015.

ATRIO DE RECEPCIÓN PARA VISITANTES


La estructura arquitectónica de la Alhambra es el resultado de superponer una geometría regular sobre un territorio con topografía. En el inicio la de los Palacios Árabes, ortogonal y doméstica, configurada por una secuencia de patios cerrados comunicados entre si, y más tarde la del palacio de Carlos V, una maravillosa construcción en torno a un patio rotondo dispuesto sobre la estructura urbana islámica. Tanto una arquitectura como otra representan la ocupación de un territorio mediante la implantación de una geometría de llenos y vacíos.

Al iniciar una intervención junto a la Alhambra el proyectista se siente dividido entre la fascinación por su arquitectura, y como evolucionó con el tiempo, y el deseo de desinhibición presente en el proyecto de Machuca para el Palacio de Carlos V.

Mas ésta es una intervención diseñada en un contexto de radical transformación, símbolo de un profundo cambio de Poder.

Se pretende ahora y sobre todo ordenar accesos y servicios complementarios de calidad, abiertos a un gran número de visitantes para los que la Alhambra es un mito y el deseo de visitarla universal.
La Nueva Puerta de la Alhambra deberá encuadrarse en un delicado equilibrio entre Naturaleza y Arquitectura que el Tiempo no ha comprometido aún.

El Palacio de Carlos V constituye una evidente y radical expresión del nuevo Poder. La maestría del arquitecto permitió que un cuerpo aparentemente extraño a lo que era la Alhambra, de expresión autónoma y de tan diferente escala, aumentara sus cualidades –transformando pero no rompiendo o disolviendo, sino recreando el carácter de un complejo arquitectónico no fragmentable. Y lo hizo por la articulación entre dos expresiones, basándose en continuidades internas y externas, o discontinuidades, y en itinerarios y espacios abiertos de diferente escala.

Es ese principio de continuidad deshinibida, aunque en un contexto histórico diferente, el que conduce el desarrollo del proyecto, y un proceso de impregnación-liberación basado en el “espíritu del lugar” y en la actual exigencia del programa.

(Fragmento extraído de la memoria del proyecto)

Álvaro Siza Vieira - Juan Domingo Santos.

La localización estratégica del futuro Atrio de la Alhambra, entre los aparcamientos y el acceso al conjunto monumental por el Paseo de los Cipreses, forma parte de un soporte topográfico y paisajístico muy marcado por las sucesivas culturas históricas a lo largo de varios siglos desde su fundación nazarí.

En la convergencia de las dos líneas de agua que, a Norte y a Sur, delimitan el magnífico promontorio amurallado de la Alhambra. En este lugar confluyen todos los visitantes, en su mayoría, llegados en vehículos que se ordenan en las vastas plataformas de estacionamiento público del futuro Atrio.


Todo el sistema topográfico al Este de la colina de la Sabika, sobre la que se asienta la Alhambra, se distingue por un tipo de ocupación en plataformas escalonadas de las cuales las extensas áreas de aparcamiento son las más recientes.

Estos cerros con sus pendientes acentuadas son originalmente construidos con todo el sistema vital de abastecimiento hidráulico a la Alhambra que se traducen en geometrías de plataformas excavadas y construidas entre depósitos y acequias subterráneas o a cielo abierto, albercas, aljibes o simplemente plataformas de cultura agrícola o de jardines y edificios de El Generalife.

Los nuevos contornos construidos interfieren con el soporte geográfico natural, geometrizando curvas de nivel, creando nuevas plataformas y volúmenes, introduciendo otros materiales y texturas entre planos de agua, cubiertas inertes o verdes.


Este paisaje construido a lo largo del tiempo caracteriza el Cerro del Sol y sus laderas.

Es, de alguna manera, distinto del paisaje intramuros de la Alhambra, bastante más denso de jardines, palacios, fortificaciones, medinas, es decir, de una arquitectura y de un paisajismo fuertemente sensorial pero también más urbano y cosmopolita.

Hay una relación histórica vital entre estos dos paisajes que contemporáneamente se retoma.
Así como del Cerro del Sol y sus laderas llegaba entre otros el vital abastecimiento de agua de la Acequia del Generalife, hoy en este mismo particular paisaje convergen los flujos, igualmente vitales, de los nuevos nómadas del turismo cultural.

Para quien llega y se detiene dispuesto a iniciar la deseada visita es sugerente poder intuir o descubrir, a partir de su tiempo actual, ese paisaje específico en todo su espesor temporal e histórico.


El objetivo es trasformar la secuencia de llegada, la acogida y la iniciación de la visita en un dispositivo topográfico, paisajístico y arquitectónico: el Atrio. Bajando de las paratas de aparcamiento el descubrimiento de una plataforma topográfica, de una excepción geometrizada en la pendiente natural, es una singular textura en el paisaje, apropiable y practicable.

La intervención es topográfica no un edificio que llena el paisaje una lectura, en primer lugar, de una topografía, como fue la elección del posicionamiento de la propia Alhambra.

Jugando con zonas aterrazadas (grandes jardines, plataformas) se crea un mundo-entrada a un espacio habitado, sin consecuencias exteriores. Se interviene sin imponer una nueva presencia donde la historia con su peso ya inscribió su larga existencia. La amplia rampa que lateraliza el nuevo Atrio y la estrecha grieta en el terreno, revelan progresivamente una tectónica potente que construye paisaje a medida que va anunciando una apelativa interioridad.

Dos muros ciclópeos penetrables convergen en una residual e improbable bóveda. Como robustas raíces de un jardín suspendido, se intuye una espacialidad habitable que nace de ese suelo específico en demanda de un cielo.


En el límite de la memoria, se excava el espacio y la luz y, con ella, la espesura del tiempo. Se proyecta con libertad a partir de espacios de centralidad, diseñando un espacio preciso, que en la historia corresponde a una indiferencia en el resultado volumétrico que aquí se mantiene con la libertad de la sustracción sin una matriz exterior. 

Una amplia plaza (75×30m) porticada en su perímetro, reconocible desde el primer instante, caminando sobre una textura de pavimentos recortados por finas juntas de agua subterránea, se articula en uno de los lados con un hipogeo girado y cuadrado también accesible desde el exterior por una grieta vertical, ahora abierta al cielo. 

A la matriz espacial claramente horizontal del atrio central, se contrapone una retícula variable de registro vertical constituida por un sistema de cúpulas que van a crear ámbitos autónomos e identificables de conjuntos programáticos que serán predispuestos con gran flexibilidad en el pavimento central como un cielo construido.


El uso del sistema de cubierta modulado, nos referencia claramente al mundo de los techos y cubiertas de la Alhambra, eligiéndose éste como uno de los aspectos más relevantes de la visita del monumento. Prácticamente muda en el exterior, espectacularmente rica en el interior, el análisis de la espacialidad de la Alhambra como conjunto se concentra en su interior. 


La sucesión de diferentes espacios, caracterizados por sus artesonados y abovedados produce esa sensación de independencia espacial y riqueza arquitectónica que envuelve al visitante en todo el conjunto, concentrando principalmente el protagonismo en sus techos. El hecho de percibir la Alhambra como una sucesión espectacular de cielos exteriores y “cielos interiores”, estimula el empleo de un sistema basado en elementos de cubierta, que confieren un lenguaje altamente plástico hacia el interior.


Un único elemento como la cubierta, con la fuerza plástica de cada módulo que la conforma, es capaz de generar una secuencia espacial que recuerda la sucesión característica de la Alhambra de espacios independientes. El interior del Atrio se constituye en un espacio continuo de gran profundidad donde, sutilmente, se puede percibir cómo los elementos de cubierta determinan las diferentes partes del programa. Mediante el uso de celosías y mobiliario se insertan las diferentes partes públicas del programa. 


La secuencia de espacios es capaz de conducir al visitante por un recorrido de diferentes escalas y, por tanto, de diferentes sensaciones y sonoridades. La vivencia de este rico interior se completa en el modo en que el mismo se relaciona con el cielo o, en otras palabras, cómo el cielo se derrama en su interior. Una dispersión de patios de distintas dimensiones ocupando los mayores extremos del Atrio convive con un extenso cribado de agujeros luminosos que introducen una luminosidad más extensiva y vibrátil entre columnas de luz y reflejos en las cúpulas y pavimentos. 


El propio movimiento sobre la plataforma practicable proyectando sombras movedizas puede provocar un efecto luminoso centelleante. En esta conexión vertical perforada con el cielo, su luz es vital en la vivencia temporal de estos espacios. El sonido del ajetreo de los visitantes amortiguado en las cúpulas completará la experiencia emocional de la visita al Atrio de la Alhambra.


Como movimientos de este nuevo nomadismo, las personas, individual y colectivamente, demandan la experiencia de la Alhambra por diversas razones y motivaciones. De los más apresurados y distraídos, apenas movidos por la atemporalidad del entretenimiento, a los más atentos y sensibles, quién sabe si buscando experiencias creativas y trasformadoras, todos transitarán por el futuro Atrio.

¿Qué tipo de vida habitará estos espacios?



El proyecto propuesto pretende crear las condiciones posibles más estimulantes. 

La especialidad sensorial, la atmósfera vibrante y arquitectónica de la propuesta, pueden invocar la espesura de un tiempo de inmersión en la experiencia fascinante de vivir más intensamente el viaje al monumento de la Alhambra, o a su “momentum” en toda su plenitud.

Mi agradecimiento especial para Blanca Fernández Rooney, arquitecta, por su inestimable ayuda.

Bruno Alcaraz Masáts